martes, 31 de marzo de 2009

corriente, salpicante de pronto y pesada después, llegaré por fin al frío abrazo tuyo, a dejarme flotar y hundirme como entre millones de pétalos y pulpas. pues hiciste de mí el miedo y la ansiedad ilimitados, y de mí el arrojo y el ahogarme, de ti la impiedad. porque me hiciste daño y me hiciste feliz, la mano fiel y violenta.
un padre y una hija se quieren y no, y cuando se dan la mano es para correr desparejos y romper contra las rocas.
En los mundos hay hombres y hay mujeres. Todo inútil y ensordecedor. Cada pedazo del pecho de cada hombre y de cada mujer ha sido hecho para matar.
para convertirte en nada.
cada racimo de mí, pues estoy llena de carozos. hay cuatro pegados inamovibles.
no es éste mi pensamiento, no es ésta mi mano ni éstos mis pies. ni es ésta la cuenca de mis ojos inútiles. no es éste el cauce ni mi entrada al mar.
hondo y rugidor como la cuna, hagamos silencio. también estoy hecha de una tierra enlodada.