Ni luz
de oscuridad
tan sólo ausencia,
insospechada amante
en despedida,
traición de mí
que dije Hasta mañana
confiada
al hilo de tu voz
-ese sigilo
sin final
cortado en aire-.
A tu perfil yacente
lo dije
-susurro casi
sobre la amohada
en sombras-
a tu miedo en la noche,
a tu cuerpo arrojado
de la espina dorsal,
al sueño entre desvelos,
a mi nombre en pedazos,
entredientes,
entredicho tal vez
contra el vacío
hasta el amanecer.
Falsa promesa
que te negó de mí
y de la luz
de la mañana
que no fue
ni será.
Como si nunca antes.
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