jueves, 27 de marzo de 2008

Ni principio ni fin

Ni luz
de oscuridad
tan sólo ausencia,
insospechada amante
en despedida,
traición de mí
que dije Hasta mañana
confiada
al hilo de tu voz
-ese sigilo
sin final
cortado en aire-.
A tu perfil yacente
lo dije
-susurro casi
sobre la amohada
en sombras-
a tu miedo en la noche,
a tu cuerpo arrojado
de la espina dorsal,
al sueño entre desvelos,
a mi nombre en pedazos,
entredientes,
entredicho tal vez
contra el vacío
hasta el amanecer.
Falsa promesa
que te negó de mí
y de la luz
de la mañana
que no fue
ni será.
Como si nunca antes.

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